Si supieras quién eres en realidad, no tendrías miedo.

Si supieras quién eres en realidad, nunca, nunca más, tendrías miedo. No temerías a la muerte, y mucho menos a la vida. Porque debes recordar que la muerte también es vida, en otra forma, pero es vida.

Si supieras quién realmente eres, sabrías que esos vínculos que has creado en éste plano, podrías volver a tenerlos una y otra vez, millones de veces, con las mismas almas que ahora compartes.

En realidad, ahora mismo estás haciendo vínculos con seres con los que ya habías tenido contacto en vidas pasadas, y por los cuales lloraste cuando ocurrió la inevitable separación. Tal vez los reconozcas al sentir su alma, al tocar su mano, al mirar sus ojos…

Sabes quien eres en realidad?

Seguramente no lo sabes, no recuerdas que has ocupado muchísimos otros cuerpos, y que has emprendido infinidad de aventuras antes de esta vida, y que seguirás haciéndolo después de esta vida… Si comprendieras eso, entonces ya no tendrías miedo.

Si recordaras que en realidad eres un ser de LUZ eterno y atemporal,  entenderías que la eternidad de tu Alma es una con el Todo, y que eres amor infinito, eres alegría, eres paz absoluta, eres sabiduría y felicidad.

Los demás no están separados de ti…

Si cayeras en cuenta de quién eres en realidad, no verías a los demás como seres separados de ti, y recordarías que más allá de ésta ilusión o ego del mundo físico, hay un mundo, una densidad o dimensión, en donde todos somos UNO en la creación. Somos esa unidad o colectivo al que muchos llaman Dios.

Si recordaras quién Eres en realidad, sabrías que no hay nada ni nadie, superior o inferior a ti.

Cada ser humano es único e irrepetible, y cada quien experimenta su propio programa, su propósito previamente acordado aquí en la tierra.

Cada uno de nosotros tenemos una manera diferente de experimentar. Unos más que otros recuerdan en diferentes grados lo que siempre se ha sabido, la verdad del ser, pero eso no significa que los que no recuerden, sean menos importantes.

Al recordar y hacerte consciente de quién en realidad eres, sabrás que no es necesario pedirle nada a Dios, que no precisas rendirle culto, alabarlo, o pagar tributos para que te perdone o te conceda tus deseos… en realidad, nada de eso es necesario.

¿Qué tipo de Dios o Padre daría vida a sus hijos con el simple propósito de que le rindan culto y alabanza? Y si no logran hacer eso de la forma correcta, como supuestamente a él le gusta, ¿los enviaría al fuego eterno? ¿qué clase de padre que ama incondicionalmente haría eso?.

Esta confusión sólo te atormenta cuando no sabes quién en realidad Eres, y quién en realidad es Dios.

Si te haces consciente de quién eres, comienzas a vivir desde tu Luz, desde tu Verdad, y dejas de buscar las cosas fuera de ti, porque sabes que tú eres la Fuente de todo aquello que crees necesitar.

Si supieras quién en Eres realmente, empezarás a vivir a través de la verdad, alejado de miedos, limitaciones, juicios, y culpas. Al re-conocerte como el Ser Divino que Eres, vivirías plenamente, dignamente como un Ser Divino, hijo de Dios, encarnado en la tierra.

Cuando ya sabes quién eres en realidad, dejas de seguir a los demás, dejas de intentar vivir según sus experiencias y sus formas de ver la vida.

Deja fluir la luz y el amor que llevas dentro, e ilumina este mundo de tinieblas, reconociendo tu verdadera esencia y tu status en el universo.