Namasté: Un saludo que conecta a nuestras Almas.
¡Namasté!… A lo mejor habrás escuchado esta palabra en ciertos saludos o despedidas de personas que forman parte de alguna cultura espiritual, doctrina filosófica, dogma o religión. Puede que la hayas escuchado también al inicio de algunas clases de meditación y de yoga. O bien, puede que algún amigo tuyo o familiar, haya juntado sus manos delante de su pecho y al mismo tiempo, haya dicho esta palabra al momento de saludarte.
Cuando el alma está lista, las cosas que nos rodean también lo están.
Sherezade
Pues bien, esta palabra podrá parecerte bonita o quizás extraña; sin embargo, tiene un significado aún más bello de lo que parece. A continuación, te daré a conocer la etimología de este término, lo que representa a nivel espiritual y cuál es la forma correcta de realizar el saludo.
Namasté: Un gesto de conexión espiritual
Como bien dije, no se trata de un simple saludo. Namasté, es un vocablo que encierra una connotación espiritual muy profunda.
La etimología del término
Esta palabra proviene de la India. Se deriva del idioma sánscrito, el cual representa la lengua sagrada de dicho país y está compuesta de la siguiente manera: «Nama« que quiere decir «inclino» o «saludo«; «as» que quiere decir «yo«; y «te» que quiere decir «tú«.
Así que su traducción completa sería: «Yo, me inclino ante ti«, o bien «Yo, te saludo a ti«. Eso sí, te hablo de un saludo que representa un nivel más profundo de espiritualidad; te hablo de un gesto de respeto muy especial.
¿Cómo debes realizar el saludo?
El término Namasté se usa tanto en el momento del encuentro, como de la despedida. Se suele hacer con el gesto sagrado de juntar las manos delante del pecho, justo a la altura de nuestro corazón, pues es aquí donde se encuentra nuestro cuarto chakra, el de la entrega incondicional y el amor.
Aunque también lo puedes hacer uniendo las manos a la altura del entrecejo, justo en el centro del sexto chakra, denominado «tercer ojo» y que está asociado a la sabiduría y a la intuición.
Y es que cuando nos inclinamos frente al otro, lo hacemos no sólo frente a su cuerpo físico, sino también en reconocimiento a la divinidad que habita en su alma y también desde la divinidad que habita en nuestra alma.
¿Qué representa el saludo del Namasté?
En sí, representa a la reciprocidad espiritual. El budismo fue quien decidió incorporar esta palabra a todas sus tradiciones espirituales. Y es que cuando este saludo se realiza desde la autenticidad de nuestra alma, se crea un vínculo genuino entre dos personas; un vínculo que va más allá de todo tipo de intereses, expectativas y roles sociales.
Así que al saludar al otro diciéndole «Namasté», estamos brindándole la fe de nuestra presencia y de la esencia de Dios en uno mismo.
Namasté también se ha convertido en la esencia del yoga y la meditación; pues reconoce la divinidad en todas las cosas, agradece desde el corazón. Y la parte divina que hay en ti, saluda a la parte divina que hay en en el otro.
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Pon tu oreja pegada a tu alma y escucha con atención.
Anne Sexton
Por: Adrian Alberto ∼ lavidaysumagia.com