La felicidad, según Aristóteles, es el bien supremo de todo ser humano. Esto quiere decir que, todas las acciones humanas deben tener como finalidad alcanzar la felicidad plena.
Aristóteles fue un erudito griego, uno de los grandes hombres ilustrados de la época clásica que destacó en áreas como la filosofía, la política, la ética y las ciencias.
A pesar de formar parte de la academia de su maestro, las ideas de Aristóteles sobre la felicidad eran algo diferentes a las de Platón. Sin embargo, son mayores las coincidencias que las diferencias que existieron entre ambos.
Mientras que Platón planteaba que el alma humana era inmortal, Aristóteles, por otro lado, planteaba lo contrario.
Sobre la felicidad plena, Platón se refería a que ésta se encontraría en el plano espiritual, en el mundo de las ideas, a través de la verdad. Mientras que Aristóteles decía que la felicidad se encontraría en este plano terrenal y no en otro diferente.
La felicidad de Aristóteles en tres reglas
Para Aristóteles, todo lo que hace el ser humano en vida es con un único fin: encontrar la felicidad. El asunto es que las personas no saben dónde o cómo encontrarla y es allí donde el objetivo se pierde en el intento.
“La felicidad es el significado y el propósito de la vida, el fin de la existencia humana”.
Con esa frase, Aristóteles insiste en la importancia que posee la búsqueda de la felicidad para el ser humano.
La felicidad aristotélica está vinculada con el hacer, con las obras que cada persona lleva a cabo para construir esa vida feliz que tanto plantea la existencia.
La felicidad no se consigue en el placer, ya que una vida dedicada a la satisfacción de las necesidades convierte a las personas en esclavos de su propio cuerpo. Tampoco se consigue en la riqueza. Para Aristóteles, la riqueza solo es un medio para conseguir las cosas que se necesitan, pero estas cosas suelen ser temporales.
A continuación, tres reglas para hallar la felicidad según Aristóteles:
1. Descubrir tu propósito
Para Aristóteles la felicidad la encuentras cuando descubres tu propósito en la vida ¿Qué has venido hacer en esta vida? ¿Cuáles son tus valores? ¿Quién eres? Estas preguntas son claves para empezar a descubrir tu propósito en la vida.
El ser humano ha sido diseñado para encontrar un propósito, no ha venido al mundo capacitado con conciencia y raciocinio solo para sobrevivir.
Vive con propósito, descubriendo quién eres, aprendiendo de cada una de las experiencias que las circunstancias te van dejando.
Muchas veces las crisis también son parte de ese proceso de descubrimiento. Quizás sea hora de explotar algún talento, eso que te mueve, te apasiona y te anima a crear.
Es el momento para empezar a descubrir todo eso que llevas dentro y que será clave para darle sentido a tu vida. A partir de allí encontrarás el propósito de tu vida.
2. Tener lo mínimo para vivir
Esta regla aristotélica no significa aceptar la pobreza o vivir mal, al contrario, va más con una sensación de abundancia, con el principio de tener las necesidades básicas resueltas.
Puedes tener toda la riqueza del mundo, pero sentirte infeliz e insatisfecho. Tener lo mínimo para vivir es tener las cosas justas para encontrarle sentido a la vida.
El sistema afirma que debes tener muchas cosas materiales, propiedades y dinero para ser feliz, pero puedes tener todo eso y sin lograr entender qué es lo que significa felicidad. Aprende a vivir con lo simple que la vida te ofrece, no solo material sino también espiritual.
3. Cultivar la virtud
¿Cómo es eso de cultivar la virtud? ¿De qué se trata? Bien, la paciencia, la justicia, el amor, la humildad y la aceptación son virtudes humanas. Virtudes que el ser humano debe cultivar para encontrar la felicidad.
Las virtudes son cualidades o rasgos que toda persona posee y practica. Aristóteles propone que, para tener una vida feliz, no solo basta con saber las cosas que nos pueden hacer feliz, sino que para ser feliz se necesita cultivar la virtud.
No sirve entender la justicia, sino practicar la justicia «siendo justos»… y así pasa con el resto de las virtudes y prácticas que se mantienen como hábitos en la vida.
Sin embargo, la felicidad aristotélica plantea que la felicidad es cuando se encuentra ese “justo medio” en las cosas, que no es más que hallar el equilibrio en nuestras acciones, y ese equilibrio se refiere a no dejarse llevar por los deseos y apetitos de nuestro cuerpo, sino más bien escuchar a la razón, quien es la que dirá cuál es el justo medio de las cosas.
No necesariamente hay que tener todo en la vida para ser feliz y eso tampoco significa que no se pueda alcanzar. La felicidad, según Aristóteles, se conquista y se trabaja.
Por: Edduard Alexander – lavidaysumagia.com
