RESILIENCIA: La capacidad de ver a la adversidad como un desafío
Según los psicólogos, la resiliencia es esa extraordinaria habilidad que todos tenemos para afrontar el dolor emocional y cualquier tipo de situación o circunstancia difícil.
De acuerdo con esta definición, hay personas que tienen la capacidad de enfrentar los obstáculos y los acontecimientos duros, con gran fortaleza y resistencia.
Y sí, una persona resiliente no se rendirá emocionalmente ni se mostrará como la víctima de la situación. Todo lo contrario…
La resiliencia hace que las personas tengan esa disposición interior de enfrentar, encarar y combatir las circunstancias difíciles.
En tres palabras puedo resumir todo lo que he aprendido acerca de la vida: Continúa hacia adelante.
Robert Frost
No cabe duda de que todos vamos a transitar momentos fuertes en la vida. Pero eso no quiere decir que es imposible el hecho de soportarlos o afrontarlos.
3 maneras de desarrollar resiliencia
En efecto, tú también posees la capacidad de ser resiliente, solo que no has desarrollado esta habilidad por completo.
Pero no te preocupes, aquí aprenderás a hacerlo. Para ello, pon en práctica estos consejos:
1. Empieza por cambiar tu actitud
Una actitud negativa únicamente te guiará a un camino de fragilidad y rendición. Cuando nos negamos a la idea o posibilidad de ver lo negativo como una oportunidad de crecimiento o aprendizaje, nuestra actitud de resiliencia jamás será desarrollada.
En cambio, si decidimos tener una actitud positiva o de crecimiento, terminaremos descubriendo que muchas de nuestras fortalezas siempre han estado ahí, esperando por nosotros.
Una forma de desarrollar o estimular una actitud resiliente, tiene que ver con cambiar los pensamientos derrotistas por pensamientos positivos, expansivos y edificantes.
Por ejemplo…
En vez de decirnos a sí mismos:
- “No puedo hacerlo”.
- “Es muy difícil”.
- “Me siento culpable”.
- “Nunca podré lograrlo”.
- “Me rindo”.
Empecemos a decirnos:
- “Voy a afrontarlo”.
- “Voy a intentarlo”.
- “Sé que podré con esto”.
- “Puedo mejorar, estoy dispuesto a hacerlo”.
- “Esto tomará su tiempo”.
- “Mis errores me ayudarán a seguir aprendiendo”.
Hay que tener presente que, para poder llevar a cabo este cambio de actitud, previamente debemos identificar cuáles son esos pensamientos negativos e indeseables. Pues en ocasiones, estos suceden de forma automática, es decir, sin nosotros darnos cuenta.
Es aquí, donde debemos de recordar que la resiliencia no tiene nada que ver con las diversas situaciones externas que vivimos, sino más bien con una disposición que nace de nuestro interior. Una disposición que como bien se indica en este punto, tiene que ver con un cambio de actitud.
2. Toma coraje y enfrenta tus miedos
Si algo nos está causando miedo, la mejor forma de erradicar ese sentimiento o sensación, es enfrentando.
Algunos psicólogos recomiendan una técnica muy útil para poder afrontar nuestros miedos de forma paulatina, es decir, poco a poco. La llaman: “La técnica de la exposición”.
Esta, consiste en lo siguiente: en lugar de resistirnos a algo que nos causa temor, pánico o miedo, vamos a exponernos a ello de forma lenta pero repetida.
Por ejemplo, si nos tenemos miedo a hablar en público, entonces nos exponemos poco a poco a eso que nos bloquea. Incluso, podemos empezar a interactuar más de lo habitual; podemos comenzar a participar un poco más en clases o en conversaciones con nuestra familia.
De esta manera, iremos superando a través del acto sostenido aquellas emociones que nos molestan, nos complican la vida o nos hacen difícil afrontar diversas situaciones diarias.
Esta técnica nos pone en contacto con nuestra resiliencia. Esto no quiere decir que dejaremos de tener miedo, sino todo lo contrario. Podremos seguir adelante a pesar de él.
Aunque nuestro enfoque inicial puede que sea negativo o preocupante, al final siempre podemos aprender a percibir nuestras situaciones de vida de forma diferente y a replantearlas de forma positiva.
3. De vez en cuando, cuestiona tu mente
Siempre ocurre que, cuando nos toca vivir o afrontar situaciones difíciles, nuestro cerebro crea la peor de las historias.
Sin embargo, cuando esto suceda, es conveniente que cuestiones tu mente. Ábrete a la posibilidad de que tal vez tu cerebro esté equivocado y que las cosas no pueden ser tan dramáticas como intenta dibujártelas él.
Entonces, reta a tu cerebro e intenta contarle otra historia. Y como se indicó en el primer punto, intenta sostener una actitud resiliente frente a la vida.
A lo mejor no lo sabías, pero una actitud positiva hará que estimules tu sistema inmunológico psicológico. Un sistema que, según algunos psicólogos expertos, tiene la capacidad de curar nuestras heridas emocionales y de protegernos de los pensamientos negativos que se alojan en nuestra mente y nos impiden querer avanzar.
En definitiva, si hacemos uso de nuestra resiliencia, podremos percibir y asumir a la adversidad como un desafío. Lo cual traerá en nosotros seguridad interior, evitando que nos derrumbemos frente a los eventos dolorosos o difíciles.
Ten presente las recomendaciones anteriores: cambia tu actitud, enfrenta tus miedos y cuestiona tu mente. Y recuerda, todo empieza en ti.
Debemos aceptar la decepción finita, pero nunca debemos perder la esperanza infinita.
Martin Luther King
Para finalizar… ¿Sabías que si no sueltas tu pasado amoroso, no podrás abrir una nueva historia? Te invito a que lo descubras haciendo clic aquí.
Un saludo cordial.
Por: Adrian Alberto ∼ lavidaysumagia.com